martes, 15 de noviembre de 2016

Los besos permanecidos


E irán tus labios paso a paso buscando los acantilados donde los besos anidan como pájaros vencidos por los vientos de las ausencias, por los recovecos de oscuras cavernas. Y vendrá tu perfume a rondar mis ansias de tus dulces ternuras. E irá tu cuerpo a entibiar las oquedades del destierro. Y marcarás de besos tiernos los solitarios caminos del amor y de arduos besos quemantes los territorios del secano dormido que se va amarilleando de pena por las estaciones a la espera de la lluvia. Y así persistirás intensamente amanecida.


LAS ETAPAS REFERIDAS (Tercera versión) - Beatriz Graciela Moyano


Alguien le regaló un techo brillante de estrellas, que fue algo más que plateado cielo nocturno, pestillos abiertos, base en olvido de los sin cerrojos palpitantes, inquieta vuela, liberada. Sin reconciliar su esencia, gaviota de poder grupal, ve los grises rojos. Circula absoluta, desmesurada sonrisa de diosa inconclusa, elixir inherente, desidia. Y dicho así, solo dibuja una de las referidas etapas, pues no hubo infinitud en nada, se conjugaron los tiempos compuestos de ciclos efímeros, se huele la sal y no hay viento marino, es necedad. Hay soledad y orgullo escénico.

Luna grande – Ivonne Concha Alarcón


Golpea dura y distante la noche, luna grande que golpea mis cicatrices en mi faz dormida, pieles difusas se sienten en el dialogo interno del quehacer del tiempo, amanecer en desvelo de preguntas sin respuestas buscando el lucero esquivo que se quedó tras la montaña distante de los silencios ocultos de pasos ausentes en un paraje desconocido de preguntas sin respuestas, un reflejo ausente de un extraño querer sin caricias. Rauda la ilusión se mete por las rendijas latentes abiertas aun sin querer que existan en mis amaneceres sonámbulos… aun espero.

viernes, 4 de noviembre de 2016

La frágil venidera


Y vendrá tu cuerpo frágil como de breve ninfa transparente, con tu calor maduro como un aura que llena los sentidos del aroma acaramelado de las perdidas vendimias otoñales. Vendrá la cercana primavera o el lejano verano con sus soles instaurados. Vendrá tu boca otra vez a besarme en otro antes. Vendrán tus manos a hacer brotar las semillas escondidas de mis deseos, a rasgar los sellos y a derrumbar los muros que cercan mis breves lujurias, a recorrer la piel viva de este fingido ermitaño. Habitarás secreta un tiempo suspendido.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Los renglones coincidentes – Severo Sarduy


Los negros de La Habana nunca cesan. Es aquí mismo, en esta esquina, donde todos se reúnen cuando vienen de la playa. Cantan siempre. No cesan porque no tienen trabajo, por eso no cesan de cantar. Van y vienen a todas horas, van y vienen siempre cantando, y a veces se detienen para tomar un poco de café, para apuntar a veces algunos números, y luego, siempre cantando, pasar de un lado a otro, de un lado a otro de la calle. Siempre cantando, entre tirada y tirada. Nunca cesan, nunca.

(Fragmento final del primer capítulo de “Gestos”, primera novela de Severo Sarduy, 1963.)

lunes, 31 de octubre de 2016

La soñadora extraviada


Te escapas sin fuga sino en un silencio de cristales quietos, te dejas huir por un intersticio de dudas e incertidumbres, de flores marchitas que desconocen aun tu nombre. Te buscó con la certeza de encontrarte caminando por tu ajeno nocturno. Te rastreo por los senderos sin huellas para dejarte ir. Te persigo con la voz que te abruma de perturbadora nostalgia, y en esa solemnidad inútil se van cumpliendo tus negadas fantasías, ahí exploras lo prohibido en tu realidad ilusoria de una maquina de sueños. Quizás ya no eres tú.

viernes, 28 de octubre de 2016

El viento arrastra… - Agustín Fernández Mallo


El viento arrastra hojas, polvo de octubre, papeles a la panza de los coches, agita la flota y ya no queda nadie salvo yo en la ventana del Hotel Port Maó. Llegará un día en el que la luz vuelva a ser la piel del mundo, me digo, bajo pretexto de primavera. Entretanto, no me asustan ni el viento ni tu éxodo, ni esa caída fantasmática y grotesca que se apodera de los trajes cuando se quedan para siempre en el armario. Únicamente me asusta pasar el otoño sin una mujer.