lunes, 31 de octubre de 2016

La soñadora extraviada


Te escapas sin fuga sino en un silencio de cristales quietos, te dejas huir por un intersticio de dudas e incertidumbres, de flores marchitas que desconocen aun tu nombre. Te buscó con la certeza de encontrarte caminando por tu ajeno nocturno. Te rastreo por los senderos sin huellas para dejarte ir. Te persigo con la voz que te abruma de perturbadora nostalgia, y en esa solemnidad inútil se van cumpliendo tus negadas fantasías, ahí exploras lo prohibido en tu realidad ilusoria de una maquina de sueños. Quizás ya no eres tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario