Toda perfección en tu silueta contiene
la poética magia de las lejanas e imposibles esfinges, el misterioso atractivo
de tu rostro decreta un ámbito romántico que se despeña por tus labios en un
beso imposible. Quizás ahí en la altura colonial de la bahía el amor te atañe
insistente invocando ternuras escondidas y besos extraviados. Cada altiva curva
que en ti se demora calca las ondulaciones de un imperioso desasosiego, solo
las manos de un divino alfarero enamorado pudo modelar en ti ese equilibrio
absoluto entre lo soñado y lo perdido.
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