martes, 11 de octubre de 2016

La desertora rencorosa


Su silueta se diluyo al contraluz desesperado del ocaso, se fue yendo como caminando por el borde de un acantilado, sin una sombra que la perpetuara en la memoria. Fugitiva, la busqué por todas las oquedades que habitó en sus destierros. Deshojé sus recuerdos y mis libros, pero no fue habida. Mariposa vengativa, concibió un complejo e intraducible lenguaje de sigilosos pájaros nocturnos para que sus mensajes me sorprendieran a cualquier hora de la noche, decían palabras codificadas que siempre significaban amor, o pena, o desencanto. Y ese fue mi escarmiento.


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