Besos sin
besos que no queman, suben con la marea a buscar las conchitas y las corcheas
lamiendo lentamente la nostalgia perdida entre los pensamientos, pasión que se
resbala evadiendo los miedos, subiendo la montaña para encontrar la frialdad de
la densa noche que aun no florece. Hoy recuerdan sus acertijos escondidos
dentro de laberintos no recorridos. Se inundan las calles del deseo, brotan los
anhelos desde los escondrijos que nadie conoce, se pasea el destino
insinuándose en los dedos que recorren la sima donde todo se pierde anegado de
placer.
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