Creeré, porque no tengo más opción
en este aquí de este ahora, porque no tengo la certeza de la reencarnación que
soñamos, porque habito por ti en esa
incertidumbre. Llueve sobre las rosas innumerables que te nombran sin decir tu
nombre. Aunque otras te abunden, no poseerán nunca tu debido perfume. Sobre tus
arcillas mis raíces esperan tu deuda impaga, la convergencia del pétalo y tu
piel, de la flor impura derramada, del cántaro que se vierte en las arenas
donde eres rosa sola persistiendo enmudecida. Ardes en un color imposible.
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